
Podemos fingir que amamos. Podemos acostumbrarnos al otro. Podemos vivir toda la vida entera de amistad, crear una familia, hacer sexo todas la noches, y aun así, sentiremos que hay un vacío en todo esto… que falta algo importante.
Para aquel que roba, o pide prestado un libro y a su dueño no lo devuelve, que se le mude en sierpe en la mano y lo desgarre. Que quede paralizado y condenados todos sus miembros. Que desfallezca de dolor, suplicando a gritos misericordia, y que nada alivie sus sufrimientos hasta que perezca. Que los gusanos de los libros le roan las entrañas como lo hace el remordimiento que nunca cesa. Y cuando, finalmente, descienda al castigo eterno, que las llamas del infierno lo consuman para siempre...
Y nunca saber qué es lo que falta...
ResponderEliminarEso es muy cierto... asquerosamente cierto.
ResponderEliminarPero creo que saverlo, hace eso aun más asqueroso... saver lo que te falta, saverlo y no hacer nada para cambiarlo.
Es una asquerosidad suprema.
Y qué te falta a tí? si no es demasiado personal preguntarlo...
ResponderEliminar¿A mi?
ResponderEliminarEs bueno no saverlo...
Finges que amas?
ResponderEliminarOh, no criatura, claro que no. Yo nunca miento. Solo en circunstancias muy extremas.
ResponderEliminarlo sé
ResponderEliminar