martes, 20 de diciembre de 2011

77

Aparta la luz sepultada
del candil, la antorcha sin raigambre,
y escucha del echo de la noche enlutada
capturado en tu inflamada sangre.

Cuan serena es la medianoche, amor,
cuan tibios los vientos donde el cuervo vuela,
donde el cambiante claro de luna, amor,
palidece en tu caída retina, se congela.

Tu corazón a gritos me llama, amor,
lo oscuridad en tu seno ha abierto una brecha,
por la que corren los ríos de la sangre, amor,
en la que, sugerente, penetra esta endecha.

Amor, el calor que encierra tu piel en agonía,
puro como la sal, como la muerte devastador,
cabalga a lomos de la luna roja, en la lejanía,
desde la fosforescencia de tu aliento, tu estertor.

- "Dragonlance".

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