Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Para aquel que roba, o pide prestado un libro y a su dueño no lo devuelve, que se le mude en sierpe en la mano y lo desgarre. Que quede paralizado y condenados todos sus miembros. Que desfallezca de dolor, suplicando a gritos misericordia, y que nada alivie sus sufrimientos hasta que perezca. Que los gusanos de los libros le roan las entrañas como lo hace el remordimiento que nunca cesa. Y cuando, finalmente, descienda al castigo eterno, que las llamas del infierno lo consuman para siempre...
Bueno, Hombre que ríe, alguna si que monta un buen follón cuando decide poner el punto final.
ResponderEliminarExperiencia propia, amigo mío?
ResponderEliminar