No somos dueños del amor:
amamos lo que podemos, pues la
muerte y el amor no se escogen.
Presentimos que los raudales
de la soledad
volverán a correr aún más copiosos,
pero intentamos destronar la muerte
con el beso.
Y en tanto besamos, se nos vuela
la mirada hacia lo nuestro,
que es el desamor
y su cierta inminencia.
- Antonio Gala.
lunes, 5 de agosto de 2013
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