Son los muertos. Ellos traen las pesadillas. Te susurran cosas espantosas y luego se tumban encima de tu pecho para escuchar tu corazón desbocado, ¡así creen que han vuelto a la vida!
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Para aquel que roba, o pide prestado un libro y a su dueño no lo devuelve, que se le mude en sierpe en la mano y lo desgarre. Que quede paralizado y condenados todos sus miembros. Que desfallezca de dolor, suplicando a gritos misericordia, y que nada alivie sus sufrimientos hasta que perezca. Que los gusanos de los libros le roan las entrañas como lo hace el remordimiento que nunca cesa. Y cuando, finalmente, descienda al castigo eterno, que las llamas del infierno lo consuman para siempre...
mmmm
ResponderEliminarhttp://la-monstruosidad-de-la-indiferencia.blogspot.com/2010/10/blog-post.html#comments
me recuerda a eso ^^
La verdad esque sí.
ResponderEliminarjajaja has borrado el comentario jajaja
ResponderEliminar¿Perdon? No he borrado ningun comentario. Nunca borro los comentarios.
ResponderEliminarya, pero eliminar a gente seguidora de tu blog si XD
ResponderEliminarAh, bueno, eso sí, no te conozco y no tengo ganas a que seas mi seguidora. ¿Porqué te has echo la seguidora de mis seguidores, si se puede saberse?
ResponderEliminarPor la misma razón que te has dedicado a ponerme comentarios en mi blog, porque yo tampoco te conozco
ResponderEliminarla solución es olvidaros mutuamente, no es tan dificil.
ResponderEliminar¿Es necesario olvidarnos, Beth?
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