“¿Porqué creen los adultos que los niños soportan mejor los secretos que la verdad? ¿Es que no saben nada de las tétricas historias que uno urde para esconder los secretos?”
Sólo muchos años después, cuando la propia pequeña Y tubo hijos, comprendió que existen verdades que llenan el corazón de desesperación y que no agrada hablar de ellas, y menos aún a tus hijos, salvo que se disponga de un escudo contra la desesperanza.